El éxito en la implementación de un sistema de producción de café depende de varios criterios, entre los cuales se destacan las características del terreno, las condiciones climáticas, el tipo de suelo, la variedad de café seleccionada, la calidad y procedencia de la semilla, así como la gestión de germinadores y almácigos (lugares donde crecerán las semillas germinadas para luego ser trasplantadas). Además, influyen aspectos como el diseño agroforestal de la finca, los procesos de cosecha y postcosecha, el transporte y el almacenamiento del grano.
Dentro de los criterios relacionados con el terreno, se encuentran la altitud, el relieve, la topografía y la pendiente, todos determinantes para garantizar una producción de alta calidad. Veamos a fondo estos criterios.
Respecto a la altitud, se destaca su impacto directamente a variables como la temperatura y la presión atmosférica. A menor altura, tanto la presión como la disponibilidad de oxígeno son mayores; sin embargo, a medida que se asciende, estas disminuyen progresivamente. En el caso del café, la altitud influye en el llenado del fruto, la densidad del grano y sus características organolépticas como el dulzor y la acidez en taza. Por ello, se recomienda cultivar entre los 1.700 y 2.000 metros sobre el nivel del mar, rango que también ayuda a reducir la incidencia de plagas y enfermedades.
Otro aspecto a considerar es el relieve, el cual permite identificar zonas óptimas para el cultivo de café especial, ya que condiciona factores como la altitud, la pendiente y el drenaje. En Colombia, la caficultura se concentra sobre dos vertientes de las tres grandes cordilleras, caracterizadas por una geomorfología montañosa. Este paisaje presenta un relieve abrupto y complejo, que varía de moderadamente de empinado a muy escarpado, con pendientes que oscilan entre el 7 % y más del 75 %, y cuya inclinación, longitud y configuración requieren una planeación cuidadosa del cultivo.
Por su parte, la pendiente del terreno define el tipo de siembra más adecuado. En terrenos planos (menores al 5 %), se recomienda la siembra en cuadro, con igual distancia entre plantas y surcos, o en rectángulo con mayor distancia entre surcos y menor entre plantas. En terrenos con mayor pendiente (superior al 5 %), puede emplearse el arreglo espacial conocido como “tres bolillo” o “triángulo equilátero”, que incrementa la densidad de plantas hasta en un 15 %. Para pendientes muy pronunciadas, se recomienda sembrar en curvas a nivel, lo que implica ubicar las plantas en hileras perpendiculares a la pendiente, favoreciendo así la conservación del suelo y la sostenibilidad del cultivo (Cenicafé, 2017).
Finalmente, la selección del terreno ideal, en conjunto con la variedad de café a sembrar, será determinante para definir el diseño espacial del cultivo y optimizar su rendimiento.
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Fuentes:
- Cenicafé (2017). Avances técnicos. Criterios para el establecimiento de cultivos de café en Colombia. N475.
- Federación Nacional de Cafeteros (sf). Guía Ambiental para el Sector Cafetero. Segunda edición.
- Instituto Geográfico Agustín Codazzi (2000). Estudio general de suelos y zonificación de tierras del departamento de Cundinamarca. Tomo 1.
- Servicio Nacional de Aprendizaje (1991). Reforestación de microcuencas.
- Colombia más competitiva (sf).
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